A mediado del siglo XVII comienza a surgir una serie de músicos religiosos como Mateo Romero, maestro de capilla de Felipe II, Juan Pujol, Juan Bautista Comes y muchos más. En las obras de estos autores se dan los siguientes elementos de la música barroca:
- Búsqueda de contraste en los diferentes coros.
- Multiplicación de las voces, llegando a dieciséis, y aún más.
La gran música española sigue siendo la religiosa, compuesta en decenas de catedrales por los maestros de capillas. Destacamos al maestro catalán Francisco Valls, cuya Misa Scala Aretina constituye una de las obras más geniales de nuestro barroco, y otros muchos que sirven en el monasterio de Montserrat como Juan Cererols o el padre Antonio Soler.